Hombre humilde y silencioso, imitador de Jesús, especialmente en la accion
misericordiosa. Es el padre de los negros, de los negros en esclavitud, de los abandonados por enfermos o por inútiles ... Con ellos compartió la humillación y el gozo transformador del "servidor sufriente".
Nació en Verdú, España, el 26 de Junio de 1580. Hijo de Pedro Claver y Juana
Corberó, campesinos catalanes y el quinto de seis hermanos. A los quince años recibió el primero de los grados clericales en su pueblo y, apadrinado por un tío sacerdote, se traslada a Barcelona para estudiar gramática en el Estudio general de la Universidad.
En Cartagena de Indias, fue ordenado por el obispo dominico fray Pedro de la Vega el día 20 de Marzo de 1615. Allí conoció al sabio jesuita Alonso de Sandoval, quien en contra del dominante ambiente esclavista, recibía con
afecto y bautizaba a los esclavos que llegaban al puerto, en un estado calamitoso en las bodegas de los barcos negreros.
El Padre Claver procuraba enterarse con anticipación sobre la llegada de un barco con esclavos y se informaba de que nación venía para procurarse intérpretes, que buscaba por toda Cartagena. Así, acompañado de sus
intérpretes iba al puerto llevando al brazo un canasto lleno de plátanos, naranjas, limones, pan, vino, tabaco, aguardiente.
Luego, descendía heroicamente a las bodegas del navío donde por más de cuarenta o cincuenta días venían sepultados entre trescientos y cuatrocientos negros.
Ante los ojos desorbitados de terror de los pobres africanos, les decía que él quería ser su padre y pretendía tratarlos bien; que no iba con intención de comérselos, como creían, o maltratarlos, sino para quererles y enseñarles
el camino de Jesús. Si algunos llegaban en peligro de muerte, él mismo lo envolvía en su capa y lo llevaba a un hospital.
Su capa servía de vestido para los desnudos recién llegados, de almohada y de cama para los enfermos. En vísperas de Pascua reunía a todos los negros de la ciudad para que cumplieran el precepto, los confesaba, les daba la comunión y él mismo les servía un modesto desayuno.
Enseñó el catecismo de cinco a ocho horas diarias. Alrededor de trescientos mil esclavos fueron bautizados por él. Acudía a los hospitales y a las chozas de los pobres dentro y fuera de la ciudad, para ayudarles a morir en gracia.
En 1650 la población es atacada por una peste donde los más afectados fueron los negros. El Padre Claver se desvive, va de un lado para otro, ejerciendo sus ministerios, socorriendo a todos en lo posible y en todas formas. Pero, al fin, sucumbe también él y cae víctima de una extraña parálisis. Es la última, ya no puede visitar a sus enfermos ... y sus enfermos no le visitan a él.
El día 06 de septiembre de 1654 corre por la ciudad una noticia: el Padre Claver se está muriendo. Y es entonces cuando empiezan a surgir de nuevo cuantos le deben la vida o la fe, todos aquellos a quienes él en otros tiempos
favoreció.
La habitación en el convento, del Padre Pedro se llena de negros y de blancos. Así pasaron dos días; al octavo del mes, languidece el Santo irremediablemente y su alma se evade del peso de su cuerpo para ir a gozar de la bienaventuranza eterna.
Tras cuarenta años de incansable labor misionera, con gran paz, se fue al cielo el 08 de Septiembre de 1654.
Recopilación: Carmen Silva