FUE ACEPTADO EN EL MONASTERIO CON SU ENFERMEDAD
Jesús encontró a su oveja perdida ... la alzó, la sanó y le dio la Paz. El Padre Ángel Peña, en su libro "Luces en el camino", cuenta la historia de un joven drogadicto que, después de haber caído en la cárcel y haber sido
diagnosticado de sida, es acogido por una comunidad de monjes ...
El Padre Ángel utiliza la historia para ilustrar la búsqueda de Dios de un hombre que ni siquiera creía en Él... ¿saben un secreto? ... no es el
hombre quién busca, sino Dios quién busca al hombre para salvarlo.¿ ¡a todos
los hom bres!... el joven de la- historia, al final de: su vida, acogió la salvación que Dios guardaba para él desde siempre.
Leamos ... El 21 de octubre de 1992, moría un joven monje en la Comunidad de Monteveglio, Abadía de S. Assunta, un hermoso monasterio románico del siglo IX, cerca de Bologna, en Italia.
Los periódicos sacaron titulares en primera página, diciendo: "Ha muerto un monje de sida". Pero veamos lo que realmente había ocurrido ... no fue una vergüenza sino una gracia de Dios.
Aquel joven monje había nacido en 1948; a los 20 años había abandonado su casa, viviendo a la aventura por distintos países, dándose entre otras cosas a la droga. Lo metieron en la cárcel y, al salir, recayó en la droga. -
En1986, los médios le dijeron que tenía sida en último grado. El joven, que era ateo, se desesperó, pensando en suicidarse.
Entonces, Umberto -Neri, un joven monje de Monteveglio, le dijo: - "Mira, nosotros somos pobres, si quieres venir con nosotros, te daremos alojamiento." y el joven se fue a vivir con ellos.
En aquel monasterio nadie le dijo: "¿Quién eres?" ... "¿De dónde has venido?" ... " ¿Por qué estás enfermo?" ... Quizás algunos ya sabían algo,
pero él fue recibido como un amigo entre amigos, como un hermano entre hermanos.
Los monjes tienen una vida de oración, intercaladas, al menos ocho horas al dia, ocho horas para el trabajo manual, y otras ocho horas para el descanso, comidas, recreos.
El silencio es una de las virtudes esenciales.
No se hace por mortificación sino por el recogimiento del alma que busca y habla con Dios. No es un silencio vacío sino lleno de espiritualidad.
"Cabe aclarar que una persona que padece SIDA, es una persona que además de ser seropositiva o portadora del VIH, desarrolla infecciones oportunistas o formas de cáncer relacionados con el sida.
Al dañarse la capacidad que tiene nuestro cuerpo para combatir las infecciones, cualquier enfermedad puede complicarse y llevar a la muerte.
Cuando una persona portadora presenta alguna de estas infecciones, puede
considerarse ya un enfermo de SIDA". Aún así fue aceptado por fe y amor.
Después de unos meses viviendo en el monasterio, un día les dijo a todos: - "Ahora he comprendido que Jesús es Dios, porque sólo, si Jesús es Dios,
puede explicarse vuestra vida.
Vosotros sois pobres y sois felices, sois humildes y sois felices. Vosotros sois pobres y hu mildes y me habéis acogido con amor".
Se convirtió y vivió durante seis años en aquella Comunidad, pero aún sin los votos que exigen, unas pruebas de verdadera vocación y preparación intelectual y espiritual.
En el lecho de muerte quiso ser monje y hacer sus votos, y el Superior con el visto bueno de la Comunidad lo aceptó. Hizo los votos perpetuos, propios del monje, los tres de obediencia, pobreza y castidad y estabilidad.
Murió a los pocos minutos: monje por media hora; tenía 44 años y seis en el monasterio.
El milagro de Dios estaba concluido, pero algunos periodistas, con poca seriedad y responsabilidad, aprovecharon para decir que era un monje pecador que moría de sida.
No dijeron que había sido aceptado en el monasterio con el conocimiento del Superior de que tenía sida y se había convertido y que Dios había limpiado su alma y era ya un hombre nuevo.
Maravillosos los monjes al recibirle en su abadía y maravilloso el monje de la media hora final de su vida. Algo así como el ladrón arrepentido de la cruz. Les bastó media hora.