Dentro de las cientos de páginas que contiene la Biblia, es muy fácil encontrar exactamente una palabra o frase cualquiera en muy poco tiempo gracias al sistema de capítulos y versículos que tiene, y que se emplea para citarlas. Pero cuando los autores sagrados compusieron individualmente los libros que luego formarían parte de la Biblia, no los dividieron así.
En efecto,nunca imaginaron, mientras escribía cada uno su obra, que ésta terminaría siendo leída por millones y millones de personas, explica da a lo largo de los siglos, comentadas cada una de sus frases, analizado su estilo literario.
Ellos simplemente dejaron correr la pluma sobre el papel bajo la inspiración del Espíritu Santo, y com pusieron un texto largo y continuo desde la primera página hasta la última. '
El mérito de haber emprendido esta división de toda la Biblia en capítulos tal cual la tenemos actualmente correspondió a Esteban Langton, futuro arzobispo de Canterbury (Inglaterra).
En 1220, antes de que fuera consagrado como tal, mientras se desempeñaba como profesor de la Sorbona, en París, decidió crear una división en capítulos, más o menos iguales. Su éxito fue tan resonante que la adoptaron todos los doctores de la Universidad de París, con lo que quedó consagrado su valor ante la Iglesia.
Langton había hecho su división sobre un nuevo texto latino de la Biblia, es decir, de la Vulgata, que acababa de ser corregido y purificado de viejos errores de transcripción. Esta división fue luego copiada sobre el texto hebreo, y más tarde transcrita en la versión griega llamada de los Setenta. Cuando en 1228 murió Esteban Langton, los libreros de París ya habían divulgado su creación en una nueva versión latina que acababan de editar, llamada "Biblia parisiense", la prime la Biblia con capítulos de la historia.
Pero a medida que el estudio de la Biblia ganaba en precisión y minuciosidad, estas grandes secciones de cada libro, llamadas capítulos, se mostraron ineficaces.
Era necesario todavia subdividirlos en partes más pequeñas con numeraciones propias, a fin de ubicar con mayor rapidez y exactitud las frases y palabras deseadas. Uno de los primeros intentos fue el del dominico italiano Santos Pagnino, el cual en 1528 publicó en Lyon una Biblia toda entera su bdividida
en frases más cortas, que tenían un sentido más o menos completo: los actuales versículos.
Sin embargo no le correspondería a él la gloria de ser el autor de nuestro
actual sistema de clasificación de versículos, sino a Roberto Stefano, un editor protestante. Éste aceptó, para los libros del Antiguo Testamento, la división hecha por Santos Pagnino, y resolvió adoptarla con pe queñ os retoques.
Pero curiosamente el dominico no había puesto versículos a los 7 libros deuterocanónicos (es decir, a los libros de Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos,
Sabiduría, Eclesiástico y Baruc), por lo cual Stefano tuvo que completar esta labor.
Por: Rosa Cespedes