HUMILDAD A LO JESUCRISTO

Jesús nos invita en el Evangelio de hoya la humildad. Decía un amigo mío: la humildad se fue de vacaciones y no ha vuelto.

Humillarse es más aceptable y no que humillen a uno.
A nadie le gusta que le pisen el poncho. También se dice que es más fácil comerse una humita que humillarse. Jesús nos dio un maravilloso ejemplo de humildad en el lavatorio de los pies a los discípulos y sobre todo a Judas. Se puso de rodillas ante los doce.

San Benito cuando reunió a los monjes dispersos hacia el año 530 se dio cuenta que era más sencillo vivir solo que juntos. Vivir varios no siempre es cómodo por el horario, la forma de ser del otro.
A uno le gusta frío a otro caliente, a uno el sol a otro la sombra. No somos contrarios pero somos distintos. Es por eso que San Benito de Nursia, no de Palermo, puso 12 grados de humildad para la convivencia pacífica de los monjes en el monasterio.

Voy a extraer algunos de los que él dice junto con algunos textos de la Escritura que nos sirven a todos. Pero todo es aplicable para la vida familiar y laboral del laico.


Mateo 11,29... "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 23,12 ... "Todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado". Lucas 1,51 - 52 ... "Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. Proverbios 8,13. " ... Yo aborrezco la soberbia y la arrogancia y el camino malo y la boca torcida". "y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz". Filipenses 2,8.


Nos dice San Benito: "La humildad con siste en que uno tenga siempre delante de los ojos el temor de Dios, y nunca lo olvide. Recuerde, pues, continuamente todo lo que Dios ha mandado, y medite sin cesar en su alma cómo el infierno abrasa, a causa de sus pecados, a aquellos que desprecian a Dios, y cómo la vida eterna está preparada para los que temen a Dios.
También consiste en que uno no ame su propia voluntad, ni se complazca en hacer sus gustos, sino que imite con hechos al Señor que dice: "No vine a hacer mi voluntad sino la de Aquel que me envió" (Jn. 6, 38). Finalmente recuerda San Benito: Que no sólo tenga humildad en su corazón, sino que la
demuestre siempre a cuan tos lo vean, aun con su propio cuerpo, en la oración y el canto en la iglesia, 'en el oratorio, sentado, andando o parado, esté siempre sumiso ... y creyéndose en todo mom ento reo por sus pecados.

Y diga siempre en su corazón lo que decía aquel publicano del Evangelio con los ojos fijos en la tierra: "Señor, no soy digno yo, pecador, de levantar mis ojos al cielo". (Le. 18,13).


No hace falta inclinar la cabeza todo el día para ser humilde, pero atropellar a los demás, imponerse siempre y a todos, sentirse juez de los demás, buscar el primer puesto en todo, nos hace mal. El mejor motivo para ser humilde es la imitación de Jesucristo y de la Virgen, eso nos basta.


"Humilde es aquel con quien todos se encuentran bien. Hasta Dios, se encuentra a gusto"

Por: P. Francisco Domingo