Yo digo esto, porque cuando yo era una mujer de treintaiocho (38) años, frecuentaba la Iglesia no me perdía las Misas Dominicales, ni las Fiestas de Guardar, asistía a los cultos de Semana Santa, armaba mi Nacimiento en Navidad, pero. no sen tía en profundidad el Amor inmenso de Dios.
Pero sucedió que mi señora madre enfermó y mi hermana Betty frecuentaba o asistía a un grupo Carismático llamado Paz en el Señor y me invitó a que la acompañara, porque oraban por sanación y también por cualquier problema fuerte que uno tuviera, en este grupo se pedía la presencia del Espíritu Santo, lo cual para mí era desconocido.
Desde el primer día que asistí me ea utívó la forma de alabar, de cantar y también de bailar, la alegría de las hermanas era contagiante y la acogida fue muy buena.
A partir de ese día mi vida cambió Dios comenzó a entrar en mi corazón y a morar en mi comencé a reconocerlo com o el Dios de la vida que todo lo puede y que no hay nada que se mueva si El no lo permite, la lectura de la biblia diaria era un alimento que me comprometía a cada día ser mejor a discernir y a pedir al Espíritu Santo su ayuda.
El 17 de febrero de 1967 comienza en los Estados Unidos la Renovación Carismática Católica. La presencia de la Renovación Carismátíca data en nuestro país desde el año 1,970 desde ese entonces su labor ha sido fructífera, ha habido muchos cam bios en muchas personas, porque no decirlo en miles de cientos que ahora
Desde hace varios años, estando de Párroco el Padre César Peleteiro quien me invitó a ser Ministro de la Palabra y después también Ministro Extraordinario de la Eucaristía ya no he podido concurrir a las jornadas de la Renovación, pero si asisto al Grupo de Oración en el cual me inicié, nos reunimos, oramos, alabamos, cantamos y le damos gracias a Dios.
Sé que acá en mi Parroquia Corpus Christi hay un Grupo Carismático, por el cual ruego para que cada día el Espíritu Santo de Dios los haga crecer, que los que están hagan llamados, para que muchos hermanos se incorporen, sobre todo para que sientan el fuego del Espíritu Santo en sus corazones y vean como el Señor puede cambiar nuestras vidas y así trabajar en el apostolado que Dios nos da a cada uno.
Por Carolina Honores