Ayuda a entender los misterios más escondidos y difíciles de la FE.
Ilumina nuestro entendimiento y nos hace caminar con la luz de la verdad.
Nos enseña el valor de la eucaristía y de los sacramentos. Nos hace disfrutar y sacar
conclusiones prácticas de los silencios de Dios.
Nos facilita la lectura de la enseñanza de Jesús y nos hace comprensibles sus gestos.
Nos anima a poner los medios necesarios para que Jesús sea entendido y comprendido en
la sociedad en que nos toca vivir.
San Antonio de Padua, meditando Sobre este don, solía exclamar: "qué cortas se hacen
las noches meditando y contemplando la belleza de la Biblia"
El contrincante de este don es la grosería. El devaluar y rebajar por conveniencia toda la
riqueza divina que nos rodea.
Por: un cristiano