EDITH STEIN, APASIONADA DE LA CRUZ

¿Quién fue esta mujer?

Cuando Edith Stein, la última de once hermanos, nació en Breslau el 12 de Octubre de 1891, la familia festejaba el Yom Kippur, la mayor fiesta hebrea, el día de la expiación.
"Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre tuviera una especial predilección por la hija más pequeña".
Precisamente esta fecha de su nacimiento fue para la carmelita casi un vaticinio. Edith Stein, hija del pueblo de Israel, rica en sabiduría y arrojo. Formada en la rígida escuela de la tradición de Israel y caracterizada por una vida de virtud y renuncia en la vida religiosa, quien demostró un ánimo heroico en el camino hacia el campo de exterminio.
Unida al Señor resucitado, entregó su vida "por la paz verdadera" y "por el pueblo".


Edith Stein, judía, filósofa, religiosa, mártir.
Una hija de Israel de nuestro siglo. Mientras se desarrollaban los dramáticos acontecimientos de la segunda guerra mundial, se construyeron rápidamente los campos de exterminio y se levantaron los hornos crematorios. En esos lugares terribles encontraron la muerte varios millones de hijos e hijas de Israel de todas las edades; desde los niños hasta los ancianos cargados de años.

Edith Stein fue ajusticiada en el campo de exterminio de Auschwitz. Cuando los obispos católicos de los Países Bajos protestaron duramente en una Carta pastoral contra la deportación de los judíos, los detentores del poder se vengaron disponiendo también el extermino de los judíos de fe católica.
Así comenzó el camino hacia el martirio de la hermana Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana de sangre Rosa, que también se había refugiado en el Carmelo de Echt. Cuando Uegó la hora de abandonar el Carmelo, Edith se limitó a tomar a su hermana de la mano, diciéndole: "Ven, vamos a ofrecernos por nuestro pueblo".
En virtud de su seguimiento de Cristo, y dispuesta por ello al sacrificio, vio incluso en su aparente impotencia un modo de prestar un último servicio a su pueblo.

En su vida, Edith Stein se encontró también con este misterio de la cruz que San Pablo anuncia a los cristianos en la citada Carta. Edith Stein se encontró con Cristo; y este encuentro la Uevó paso a paso a la clausura del Carmelo. En el campo de exterminio murió como hija de Israel "para gloria del Nombre Santísimo (de Dios)" y, al mismo tiempo, como hermana Teresa de la Cruz, es decir, bendecida por la cruz.


Toda la vida de Edith Stein se caracteriza por una búsqueda incansable de la verdad y está iluminada con la bendición de la cruz de Cristo.
Encontró la cruz por la primera vez en la viuda de un compañero de estudios, mujer fuerte en la fe, para quien la trágica muerte de su marido no fue ocasión de duda, sino que, en esa circunstancia, sacó fuerza y consuelo de la cruz de Cristo.
Edith Stein escribió luego sobre este hecho: "Fue mi primer encuentro con la cruz y la fuerza que Dios da a quienes la llevan.; En ese momento, mi incredulidad cayó por tierra.; y resplandeció Cristo: Cristo en el misterio de la cruz". Su propia vida y su cruz están íntimamente unidas al destino del pueblo judío.
Cuantas más cruces gamadas se veían por la calle, más alta se elevaba la cruz de Cristo en su propia vida. Cuando entró en el Carmelo de Colonia como hermana Teresa Benedicta de la Cruz, para participar aún más profundamente en la cruz de Cristo, sabía que había sido "des posada con el Señor en el signo de la cruz".

El día de su primera profesión se encontraba, según sus propias palabras,
"como la esposa del Cordero". Estaba convencida de que su Esposo celestial quería introducirla profundamente en el misterio de la cruz. Abrámonos al mensaje que ella nos dirige como mujer del espíritu y de la ciencia, que supo ver en la ciencia de la cruz la cima de toda sabiduría; como gran hija del pueblo judío y como fiel cristiana en medio de millones martirizados sin culpa.
La noche de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la llevan al monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su testamento el 9 de junio de 1939.


"Ya desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor que acepte mi vida y muerte ... de manera que el Señor sea reconocido por los suyos y que su Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de Alemania y la paz del mundo.: ".


Con su beatificación en Colonia el 01 de mayo de 1987, la Iglesia rindió honores, por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a:
"una hija de Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida con fe y amor al Señor Crucificado,
Jesucristo, y, como judía, a su pueblo".


Por: Sonia Encinas