Los primeros cristianos tenían un gran respeto por la Oración Dominical, el Padre Nuestro. La Oración dominical no se enseñaba a cualquiera.
Su rezo constituía un privilegio que solo se otorgaba a los que ya habían recibido el bautismo. Era lo último que se enseñaba a los catecúmenos y solo asta la víspera de su bautismo. Era la máxima y más preciada joya de la fe.
“La Oración Dominical es, en verdad, el resumen de todo el Evangelio…. Por tanto, cada uno puede dirigir al cielo diversas oraciones según sus necesidades, pero comenzando siempre por la oración del Señor, que sigue siendo la oración fundamental (Tertuliano 2761)”
“Recorred todas la oraciones que ay en las Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no este incluido en la oración dominical” (San Agustín 2762)
En la Primera Lectura la insistencia confiada de Abraham cuando intercedía por las ciudades condenadas de Sodoma y Gomorra fue escuchada en la paciencia y en la misericordia de Dios.
En la Tercera Lectura la catequesis de Jesús sobre la oración tiene dos partes. En la primera enseña la plegaria modelo, el Padre Nuestro; en la segunda parte se exponen las condiciones de la oración cristiana: constancia y confianza en la buena disposición de Dios Padre hacia su Hijo.
Las diferencias son notables entre San Mateo 6, 9-15 y San Lucas 11, 2-4. San Mateo tiene dos peticiones masque el Evangelio de San Lucas en la invocación:
1) Lucas invoca a Dios solo como Padre y…
2) Mateo como Padre Nuestro que estas en el Cielo
3) En Lucas no aparece la petición de Jesús de que se realice la voluntad de Dios así en la tierra como en el cielo;
4) En Lucas no se menciona la petición “líbranos del mal”.
La verdad de todo es que hay que pedir así, sin soberbia, ni exigencias, ni condiciones sino con el amor de un hijo confiado que sabe de antemano que nada malo le va a conceder el Padre.
Que hay que buscar primero el Reino de Dios y su justicia, su amor y perdón y también el perdón o el perdonar de los demás. Mateo 6:33, “Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura”.
Todas son peticiones espirituales excepto el pan que puede entenderse el comer diario, también para otros la Eucaristía y para otros todo el Padre Nuestro y para nosotros también es el alimento que todos necesitamos.
Es importante que cuando rezamos esta oración, nos pongamos en presencia de Dios, y es hermoso con las manos extendidas o en suplica, o entrelazados con los demás como signo de que somos una sola familia o también que hay que dar amor a todos para que Dios nos perdone.
La oración debe ser confiada, entregada, creída, dirigida al único que nos puede escuchar en cualquier lugar, tiempo, situación y el único que nos puede devolver la respuesta.
Recopilación y comentario
P. Francisco Domingo