BEATIFICACION 2013 PALABRAS DEL SANTO PADRE PAPA FRANCISCO


Queridos hermanos y hermanas, buenos días

Me uno de corazón a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires.

¿Quiénes son los mártires? Son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel «amar hasta el extremo» que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo. En la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre, y ha perdonado. Apenas pronunció palabras, pero entregó la vida. Cristo nos “primerea” en el amor; los mártires lo han imitado en el amor hasta el final.

Dicen los Santos Padres: ¡«Imitemos a los mártires»! Siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más lo necesitan.

Imploremos la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia, ellos no eran barnizados eran cristianos hasta el final, pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad.

Y les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
 
 

EL MARTIRIO, POR POLÍTICAS CONTRA DIOS, SE DA EN NUESTRO TIEMPO

El domingo, día 13 de Octubre se celebrará la Beatificación de 522 mártires españoles en Tarragona, España. Entre estos nuevos Beatos mártires están 14 Misioneros Vicentinos o Paúles y 28 Hijas de la Caridad, testigos de la fe entre los años 1934 y 1936.

El Papa Francisco ha firmado el Decreto de beatificación de los 14 Siervos de Dios de la Congregación de la Misión, Padres Vicentinos, asesinados pro odio a la fe en España entre 1934 y 1936, mártires de las Comunidades de Alcorisa (Turuel), Guadalajara, Barcelona, Oviedo y Gijón.

MÁRTIRES DE LA FE

Antonio Montero Moreno, periodista y obispo, identificó a un total de 6,832 víctimas religiosas asesinadas en el territorio republicano, de las cuales 13 eran obispos, 4,184 sacerdotes, 2,365 religiosos y 283 religiosas.

En realidad los martirios comenzaron en 1931, en movimientos políticos, unos moderados de izquierdas, otros sumamente extremistas, marxistas con odio profundo a todo lo que es Iglesia. esta actitud fue la que propició la persecución, torturas y muertes en España y que llegó a una guerra civil sangrientas con un millón de muertos, según José María Gironella.

"Desde el año 1931 había comenzado una persecución solapada de prohibir periódicos católicos, de perseguir que no se hicieran entierros por las calles, los signos religiosos ocultos. Ciertamente fue la mayor en datos numéricos de toda la Europa occidental prácticamente desde los tiempos del Imperio Romano". P. Vicente Cárcel Ortí, historiador.

CONDICIONES FUNDAMENTALES DEL MARTIRIO


"Que mueran por la fe, o una virtud cristiana, que mueran perdonando, rezando incluso por los mismos verdugos que les asesinan... Estas son las razones fundamentales para que la Iglesia los eleve a los altares y los presenta como modelos para el pueblo cristiano, para los creyentes, como testigos de la Fe".

No podemos querer que haya sangre inocente derramada, ni que nos maten a obispos, sacerdotes, religiosas, seminaristas (6,832 en total). Pero, damos gracias a Dios por el don del martirio, por la santidad en la Iglesia y heroísmos, pues a pesar de los pecados hay mucha más bondad y más virtudes que vicios.

Aunque para los periódicos y medios de comunicación no es noticia que da plata, ni lo bueno es llamativo, ni la grandeza del alma interesa a la televisión, todos los hombres de buena voluntad nos estremecemos antes la noticia de estos 522 Beatos, y en el cielo es seguro que habrá una gran fiesta presidida por Jesucristo. Y eso es lo importante.


Diocesanos: 88 mártires

3 Obispos (Lérida, Jaén y Tarragona)
82 Sacerdotes (Avila, Barcelona, Cartagena, Jaén, Lérida, Madrid, Menorca y Tarragona)
3 Seminaristas (Tarragona y Jaén)

Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos: 15 mártires

Consagrados: 412 mártires

74 Hermanos de las escuelas cristianas
66 Hermanos maristas
38 Benedictinos
33 Capuchinos
27 Hijas de la Caridad
24 Hermanos de San Juan de Dios
23 Claretianos
19 Carmelitas de la Antigua Observancia
19 Hijos de la Sagrada Familia
19 Mercedarios
14 Vicentinos
11 Carmelitas Descalzos
9 Mínimas
6 Redentoristas
6 Trinitarios
5 Religiosos de los Sagrados Corazones
4 Siervas de María
4 Hermanos carmelitas de la enseñanza
3 Franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor
2 Dominicos
2 Franciscanos
2 Hijos de la Divina Providencia (orionistas)
1 Calasancia
1 Jerónimo

Laicos: 7 mártires

5 Laicos (Barcelona, Lérida, Madrid y Jaén)

2 Laicas (Barcelona y Valencia)

HIJOS PRODIGOS PERO UN CRISTO QUE PERDONA

Esta parábola se ha llamado la parábola del hijo pródigo, de los dos hijos pródigo, del hermano mayor del hijo prodigo, y hoy en día se habla de la parábola de Jesucristo y los dos hijos pródigos, porque Cristo es el único maravilloso.
"Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre". El que pronuncia estas palabras estaba tirado por el suelo. ¿De dónde le viene esta esperanza? Le viene por el hecho mismo de que se trata de su padre. "He perdido mi condición de hijo; pero el padre no hay perdido su condición y sigue siendo mi padre."
 
No hace falta que ningún extraño interceda cerca de un padre; el mismo amor del padre intercede y suplica en lo mas profundo de su corazón a favor del hijo. Sus entrañas de padre se conmueven para engendrar de nuevo a su hijo por el perdón. San Pedro Crisólogo (400-450).
 
"... En la parábola llamada Del Hijo Pródigo, cuyo centro es el padre misericordioso (Lc. 15, 11-24)aparece: una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna; la miseria extrema en que el hijo se encuentra; la humillación, apacentar cerdos, la reflexión sobre los bienes perdidos...; el arrepentimiento y la decisión de declararse culpable ante su padre, el camino del retorno...
 
"...La acogida y entusiasmo del padre. ...El mejor vestido, el anillo y el banquete de fiesta son símbolos de esta vida nueva, pura, digna, llena de alegría que es la vida del hombre que vuelve a Dios y a su familia, que es la Iglesia. Solo el corazón de Cristo pudo revelarnos el abismo de su misericordia de manera tan llena de simplicidad y de belleza". Catecismo de la Iglesia Católica 1439.
 
Contradice el sentir de Jesucristo con la conducta del hermano mayor y de los que nos creemos mejores: "La inmisericordia". Falta el corazón y el Evangelio; no sabemos amar. No tiene el hijo mayor humildad, bondad, perdón, olvido. No puede compartir con los de abajo porque les cree menos; y, con los de arriba, porque se muere de envidia... En realidad no sabe amar.
 
En esta parábola, son trágicos los dos hijos. Pero mas trágico es el hijo mayor. El menos es la oveja perdida que vuelve a la casa que no se le humilla y que se hace una gran fiesta. Cristo es sublime con los dos hijos: corre al encuentro cuando divisa a su hijo menor, que es alocado pero es su hijo. Y sale a la calle para invitar que entre al baile y a la fiesta al hijo mayor, porque aunque es soberbio, también es su hijo y quiere que todos celebren el reencuentro familiar, dando abrazos y como un solo corazón.
 
P. Francisco Domingo C.M.

HAY QUE CREER, REZAR Y VIVIR LO QUE CREEMOS Y REZAMOS

"Jesucristo no contesta a la curiosidad del numero de los salvados sino que hay que hacer para salvarse. Mas necesario es salvarse, que contar lo que se salvan".
Como tantas veces decimos para ser buen cristiano: NO BASTA rezar, ni tener fe, ni saberse la Biblia de memoria, ni confesarse frecuentemente, ni asistir a Misa los domingos, ni orar al comenzar y al acabar el día, ni el Ángelus todos los días, ni rezar Laudes en las mañanitas y Vísperas en las tardes, ni rezar el Rosario en familia, ni rezar la coronilla de la misericordia,... Todo esto es buen, muy bueno, maravilloso, agradable a Dios. Lo hicieron los santos y las almas buenas. Pero NO BASTA.
 
ES NECESARIO:
Una vez más el Evangelio de hoy nos recuerda que la vida, el amor a Dios y al prójimo, la conducta honorable, los mandamientos, las obras buenas, la castidad, la inocencia, la decencia, la honestidad, el pudor, la integridad de costumbres, la moral y la ética, las virtudes teologales y morales... en fin, todo lo que Cristo enseña en el Evangelio, junto con la fe y la oración hará de nosotros buenos cristianos. Y eso es lo que nos enseña la Biblia, no los hombres. Y Dios no engaña.
 
NUEVO TESTAMENTO:
1 Juan 5, 3: "Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos". 
Santiago en 2, 26 "Porque así como un cuerpo sin espíritu esta muerto, así también la fe que no produce obras esta muerta".
Romanos 2, 13 "Porque no son justos ante Dios los que escuchan la Ley, sino los que la cumplen."
1 Corintios 3, 8: "... y Dios pagará a cada uno según sus obras"
Mateo 16, 27: "Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la gloria de su Padre, y entonces recompensará a cada uno según su conducta".
Mateo 19, 16: "Pero si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos"
Mateo 28, 19: "Id pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado".
 
ANTIGUO TESTAMENTO:
Levítico 4, 40: "Guarda sus leyes y sus mandamientos que yo te ordeno hoy..."
Proverbios 3, 1: "Hijo mío, no te olvides de mis advertencias, que tu corazón sepa guardar mis mandamientos".
Salmo 18, 21-22:"El Señor según mis méritos me trata, limpias son mis manos, y el me lo paga. Porque guarde los caminos del Señor y no hice el mal lejos de mi Dios".
Job 22, 30: "Dios libra al inocente; si son tus manos puras, serás salvo".
Salmo 119, 1-3: "Dichosos los que van por el camino perfecto, los que proceden en la ley de Yahveh. Dichosos los que guardan sus dictámenes, los que buscan de todo corazón, y los que, sin cometer iniquidad, andan por sus caminos".
 
Son poquitos textos de la Palabra revelada, pero suficientes. CREER, REZAR Y VIVIR LO QEU CREEMOS Y REZAMOS. No somos cristianos sin las virtudes del evangelio.
 
P. Francisco Domingo C.M.

El Papa Benedicto XVI desde Castel Gandolfo

CASTEL GANDOLFO, 28 Feb. 13 / 12:09 pm

Gracias queridos amigos.

Estoy feliz de estar con vosotros, rodeado por la belleza del Creador y de vuestra simpatía que me hace mucho bien. ¡Gracias por vuestra amistad, vuestro afecto!

Saben que este día es distinto a los anteriores: seré Sumo Pontífice de la Iglesia Católica hasta las ocho de la noche y no más.

Seré simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra. Pero quisiera aún, con mi corazón, con mi amor, con mi oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores, trabajar por el bien común de la Iglesia y de la humanidad.

Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Sigamos adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Gracias.

Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Gracias. Buenas noches.

Fuente: www.aciprensa.com

"NO ME BAJO DE LA CRUZ" ULTIMA AUDIENCIA DEL PAPA BENEDICTO XVI


DespedidaPapa“NO ME BAJO DE LA CRUZ”
Benedicto XVI

En este momento mi ánimo se alarga para abrazar a toda la Iglesia esparcida en el mundo. Siento de llevar a todos en la oración, en un presente que es aquel de Dios. En este momento existe en mí una gran confianza porque se, lo sabemos todos, que la palabra de verdad del evangelio es la fuerza de la Iglesia, su vida. El evangelio purifica y renueva, lleva fruto, donde sea la comunidad de creyentes lo escucha y acoge la gracia de Dios en la verdad y en la caridad. Esta es mi confianza, esta es mi alegría.
Cuando el 19 de abril de casi ocho años atrás, acepté asumir el ministerio petrino, tuve firme esta certeza que me ha siempre acompañado. En aquel momento, como ya expresé en muchas ocasiones, las palabras que resonaron en mi corazón son: ¿Señor, qué me pides? Es un peso grande el que me pones sobre las espaldas, pero si tú me lo pides, sobre tu palabra echaré las redes, seguro que tú me guiarás. Y el señor me ha verdaderamente guiado, me ha sido cercano, he podido percibir cotidianamente su presencia.


Ha sido un tramo del camino de la Iglesia que ha tenido momentos de gloria y de luz, pero también momentos no fáciles, me sentí como san Pedro con los apóstoles en la barca sobre el mar de Galilea: el señor nos ha donado tantos días bellos y de briza ligera, días en los cuales la pesca ha sido abundante, hubieron también momentos en los cuales las aguas estaban agitadas y el viento era contrario, como en toda la historia de la Iglesia y el señor parecía dormir.
Pero supe siempre que en esta barca está el Señor y que esta barca no es mía, no es nuestra, es suya y no la deja hundirse, es él que la conduce, ciertamente también a través de los hombres que él ha elegido, porque así ha querido. Esta ha sido y es una certeza, que nada puede ofuscar.
En estos últimos meses he sentido que mis fuerzas habían disminuido y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, de iluminarme con su luz para hacerme tomar la decisión más justa no por mi bien, sino por el bien de la Iglesia. He dado este paso en la plena conciencia de su gravedad y también novedad, pero con profunda serenidad de ánimo.
Amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, sufridas, poniendo siempre en primer lugar el bien de la Iglesia y no sí mismos.
 
Aquí permitidme regresar una vez más al 19 de abril de 2005. La gravedad de la decisión estuvo justamente en el hecho que desde ese momento quedaba empeñado siempre y para siempre por el Señor.
Siempre, porque quien asume el ministerio petrino no tiene más alguna privacidad. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. A su vida, por así decir, es quitada la dimensión privada. El siempre es también un para siempre, no existe más un regresar a la vida privada. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio no revoca esto. No regreso a una vida de viajes, encuentros, recepciones y conferencias.
No abandono la cruz, sino que permanezco en modo nuevo adherido al crucifijo. No tendré más la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero en el servicio de la oración me quedo, por así decir, en el recinto de San Pedro.
He podido experimentar, y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe vida cuando la dona. El Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas en todo el mundo, y que se siente seguro en el abrazo de su comunión, porque no pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos pertenecen a él.
Agradezco a todos y a cada uno también por el respeto y la comprensión con la cual habéis acogido esta decisión tan importante. Yo continuaré a acompañar el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con la dedicación al señor y a su esposa que he buscado de vivir hasta ahora cada día y que quiero vivir siempre.


Fuente: http://infocatolica.com/

Último Ángelus del Papa Benedicto XVI

24 de febrero, 2013. (Romereports.com) Esta es la última vez que Benedicto XVI se asomará a la ventana de los Papas para dirigir el ángelus como Sucesor de Pedro. Para acompañarle y despedirle han llegado hasta la plaza de San Pedro y los alrededores del Vaticano unos 200 mil peregrinos que con pancartas agradecían a Benedicto XVI sus casi ocho años al frente de la Iglesia.

En este último ángelus, Benedicto XVI habló claramente de su retiro, y dijo que es algo que Dios le pide “servir a la Iglesia de un modo más adecuado” a su edad y fuerzas.


BENEDICTO XVI
“El Señor me pide que “suba a una montaña” para dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia. Es más, si Dios me pide esto es precisamente para poder seguir sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas”.
Fuertes aplausos interrumpieron en varias ocasiones el discurso de Benedicto XVI y antes de terminar el Papa volvió a agradecer la cercanía y el apoyo que ha recibido en los últimos días de su pontificado. Por eso, sus últimas palabras fueron este emocionado saludo.

BENEDICTO XVI
“Muchas gracias, estaré siempre cerca de vosotros”.

Este ángelus es la primera aparición pública tras la semana de ejercicios espirituales y el último que hará como Papa. El lunes se reunirá con algunos cardenales de la Curia romana y el miércoles tendrá lugar su última audiencia general, el último encuentro público como Benedicto XVI.

LA CUARESMA... DE ANTAÑO


Me han pedido escribir algo sobre la Cuaresma de antaño.
Esencialmente, la Cuaresma ha sido siempre y sigue siendo "tiempo de penitencia y tiempo de conversión y santificación".
 
Pero, lo que suele cambiar en la sociedad es la interpretación y la vivencia de los principios.
 
Hace 60 ó 70 años, cuando yo era joven, la Cuaresma era realmente un tiempo "fuerte": de austeridad, de oración, de reflexión, de sacrificio, de mortificación auténtica; y todo esto gustaba, en general, a los cristianos.
 
El ayuno y la abstinencia de que habla el catecismo nos parecía una cosa normal, oportuna y conveniente, sea para la salud del alma que del cuerpo.
Y nos ayudaban, cierto, las circunstancias de tiempo y lugar; ya que, cuando yo era muchacho, hubo guerras, hambre y restricciones de todo género, que nos acostumbraron a la abstinencia y a la mortificación más severa.
La carne, en ese tiempo, "brillaba por su ausencia" y escaseaba también el pan de cada día. Así que resultaba fácil, en ese tiempo, vivir la Cuaresma en el sentido más estricto.
 
Las normas del Catecismo hablaban claramente de esta obligación y de la manera de ponerla en práctica, según las circunstancias.
 
Así que había, como siempre, unas dispensas en casos especiales, como para los enfermos y los ancianos. Pero, también en estos casos, era frecuente y conmovedor el ejemplo de cumplimiento fiel y generoso.
 
Y esto debería ser lo normal. Ya que Cristo nos ha enseñado el sacrificio, con su palabra y sobre todo con su vida de austeridad y con su pasión y muerte.
 
En el evangelio leemos que, en cierta ocasión, los discípulos se extrañaron al ver al Señor tan entregado a su trabajo apostólico que se olvidaba también de comer; y se lo dijeron.
 
Y Jesús aclaró: "Tengo un pan que ustedes no conocen". Se refería a su decisión de cumplir siempre la voluntad del Padre.
 
Es esto que nos alimenta, nos fortalece y nos da tanta paz: confiar en el amor de Dios, autor de todo bien, y aceptar la cruz de todos los días, como hizo Jesús. Es ésta le mejor forma de vivir la Cuaresma, hoy como antaño.
 
Por: P. Alfio Giorgi C.M.

BENEDICTO XVI, UN PONTIFICADO POR CRISTO Y POR LA IGLESIA

El 16 de abril de 2005 cumplía 78 años. El cardenal Joseph Ratzinger tenía ante sus ojos la apertura inminente del cónclave. A los tres días, el 19 de abril, era elegido Papa, el 264 sucesor del apóstol san Pedro. Iniciaba así una nueva etapa en su vida.
 
Más de uno habrá pensado, en aquel día de abril de 2005: ¿qué puede hacer un hombre que empieza a ser Papa a los 78 años? Nos gustaría encontrar parte de la respuesta ahora, en febrero de 2013, cuando va a renunciar a su misión petrina. Descubriremos con asombro que se pudo hacer mucho en el mundo de lo visible y cuantificable. Lo invisible, lo más profundo, lo que llega a los corazones, sólo lo conoce Dios.
 
Benedicto XVI asumió, desde el inicio de su trabajo como Papa, el mensaje íntegro del Concilio Vaticano 11, como explicó a los cardenales que lo habían elegido. Buscó defenderlo de interpretaciones erróneas. Supo tender la mano a quienes, como los  seguidores del obispo Lefebvre, no lo habían comprendido.
 
Intentó aplicarlo de modo correcto y profundo en puntos no siempre bien interpretados. Con la mirada puesta en el Concilio convocó un Año de la fe (2012-2013), para celebrar y meditar, tras 50 años de su inicio, lo que significó aquel acontecimiento iniciado por Juan XXIII y llevado a puerto por Pablo VI.
 
En estos casi ocho años el Papa nos ha regalado tres encíclicas. La primera (Deus caritas est), firmada en diciembre de 2005 y publicada a inicios de 2006, está dedicada al tema del amor. La segunda (Spe salvi), dada a luz a finales de 2007, trata de la esperanza. La tercera (Caritas in veritate), de 2009, analiza y aplica la doctrina social de la Iglesia para el contexto que ahora vive el mundo globalizado.
 
En estos años Benedicto XVI ha presidido cinco Sínodos de los obispos. Uno dedicado a la Eucaristía (en 2005); otro a la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia (en 2008); dos especiales, uno para África (en 2009) y otro para analizar la situación de los católicos en Medio Oriente (en 2010); y uno para el tema de la Nueva evangelización (en 2012).
 
Por lo que se refiere a sus viajes apostólicos, el Papa realizó importantes viajes fuera de Italia: a Brasil (en 2007), para dar inicio a los trabajos de la Conferencia general del episcopado latinoamericano. A varios países de África: Camerún y Angola (en 2009), y a Benin (en 2011, para entregar la exhortación postsinodal Africae munus). A varios países de Europa: Alemania (en los años 2005, 2006 Y 2011), España (2006, 2010 Y 2011), Polonia (2006), Austria (2007), Francia (2008), República Checa (2009), Gran Bretaña y Portugal (2010).
 
Viajó a Turquía, tras las huellas de san Pablo, en 2006. También visitó los Estados Unidos de América y dirigió un importante discurso a las Naciones Unidas (en abril de 2008). Llegó hasta las lejanas tierras de Australia, para la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney (2008). Y visitó, como lo habían hecho Pablo VI y Juan Pablo 11, Tierra Santa (mayo de 2009).
 
En el año 2012 tuvo el valor de volar a América para visitar México y Cuba. Y también ese mismo año quiso visitar el Líbano para entregar simbólicamente a todos los católicos de Medio Oriente la exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente.
 
Sin poder llegar físicamente, el Papa tuvo siempre muy cerca de su corazón a los católicos en China, a los que envió una importante carta el 27 de mayo de 2007, y a los que acompañó con reuniones especiales tenidas en el Vaticano durante estos años.
Italia también fue objeto de 30 viajes del Vicario de Cristo. El último, el 4 de octubre de 2012, lo llevó como peregrino a Loreto, para evocar el famoso viaje que Juan XXIII hiciera poco antes del Vaticano II.
 
En la diócesis de Roma el Papa se hizo presente en varias parroquias, con el deseo de contactar directamente con los párrocos y los fieles de la Ciudad Eterna. Conservan una frescura especial sus discursos, espontáneos, a los sacerdotes de la Ciudad Eterna y a los seminaristas del Colegio romano.
 
En estos años de pontificado Benedicto XVI acogió a millares de obispos de todo el mundo llegados a Roma para la visita que hacen, cada cinco años (o con un espacio de tiempo mayor), al Sucesor de Pedro, o por otros motivos, encontraron en el Papa a un hermano en el episcopado y a un servidor incansable del Evangelio.
 
En estos años dirigió su palabra, casi sin interrupción, en centenares de audiencias generales de los miércoles en el Vaticano. En ellas, acogió y concluyó un ciclo temático dedicado a los Salmos, que había sido iniciado por Juan Pablo II en sus últimos años de Papa. Luego, empezó una serie de catequesis sobre los apóstoles y los discípulos más cercanos al Señor, sobre la Iglesia primitiva, sobre los Santos Padres y sobre los santos y hombres de fe más representativos a lo largo de los siglos.
Durante estas catequesis insertó un ciclo sobre san Pablo (2008-2009), y varias audiencias estuvieron dedicadas al Año sacerdotal o a diversos acontecimientos de la Iglesia. Las temáticas de los últimos meses fueron la oración y, con motivo del Año de la fe, esa virtud teologal que nos une a Dios y a su mensaje.
 
En estos años, Benedicto XVI promovió la vida litúrgica, especialmente la centralidad de la Eucaristía. Tienen una importancia especial dos documentos: la exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis (publicada en 2007); y el Motu Proprio Summorum  Pontificum sobre la Liturgia romana anterior a la Reforma de 1970 (también publicado en 2007). Ha habido otras medidas concretas, como la petición de una más fiel traducción de las palabras consacratorias de la Misa. Estas intervenciones buscaron rescatar el genuino sentido de la liturgia y revitalizar el rito romano de la Misa usado hasta las reformas del Concilio Vaticano II.
 
No podemos olvidar las homilías en las que Benedicto XVI, con un profundo sentido espiritual, quiso ilustrar signos y aspectos que forman parte de la liturgia de la Iglesia y que merecen ser vividos de modo consciente y en un clima de fe orante.
 
En estos años el Papa dio pasos concretos en el diálogo ecuménico y tomó disposiciones para acoger a grupos importantes de la iglesia anglicana que deseaban volver a la plena comunión con la Iglesia católica (especialmente con la constitución apostólica Anglicanorum coetibus, publicada en 2009).
 
En estos años promovió el diálogo interreligioso, con momentos de mayor visibilidad durante las ya recordadas visitas a Turquía (2006) y a Tierra Santa (2009), y en la histórica presencia de Benedicto XVI en la Sinagoga de Roma (en enero de 2010).
 
En estos años pudo continuar su trabajo como teólogo al dar forma concreta a un sueño que llevaba en su corazón antes de ser elegido Papa: escribir tres libros sobre Jesucristo, dos con el título de Jesús de Nazaret, publicados en 2007 y 2011 respectivamente; y otro sobre La infancia de Jesús (2012).
 
Se podrían comentar tantos otros aspectos eclesiales, culturales, teológicos, filoficos, y simplemente humanos, de estos casi ocho años que han marcado el corazón y la vida de la Iglesia desde los gestos y las palabras de un Papa, Benedicto XVI, que fue elegido con 78 años, y que supo trabajar, sencillamente, con la mirada fija en quien un día le llamó y le dijo: "Sígueme".
 
Hoy está a punto de dejar su puesto de Vicario de Cristo, de Sucesor de san Pedro. Libremente, con un gesto valiente y bien ponderado, vuelve a confiar en el Maestro y espera, con su renuncia, dejar espacio a la llegada de un nuevo Obispo de Roma que tenga las energías y la salud necesarias para guiar a la Iglesia en estos momentos de la historia.
 
Llenos de gratitud hacia este "humilde servidor", millones de católicos elevan una oración agradecida y una súplica confiada a Dios Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo, con la intercesión de la Virgen Santísima y de los Santos, por la salud y las intenciones de Benedicto XVI.
 
En estos momentos de intensa emoción, recordamos sus primeras palabras como Obispo de Roma, el 19 de abril de 2005, cuando saludaba a la gente desde el balcón central de la Basílica de San Pedro:
"Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a  vuestras oraciones.
En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. iGracias!"


iMuchas gracias Santo Padre!
Fernando Pascual IC. 18 Feb 2013.