LA EUCARISTIA ES UN MISTERIO QUE SE VIVE EN EL CORAZÓN

La fiesta del Corpus Christi nació cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor del Cuerpo y la Sangre de Cristo realmente presente en la Eucaristía.

Santo Tomás de Aquino, el más grande teólogo de la Iglesia la difundió con sus escritos, el Oficio y Misa del Corpus, además de componer himnos eucarísticos.




Escribe nuestro santo:

"Que la lengua humana
cante este misterio:
la preciosa sangre
y el precioso cuerpo"


En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la Misa en la Iglesia de la localidad de Bolsena, (Italia), al romper la hostia consagrada, brotó sangre. Este hecho milagroso, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 08 de Setiembre de 1264 por el papa Urbano IV.

Continúa Santo Tomás:

La Palabra es carne                  Hace sangre el vino, y
y se hace carne y cuerpo           aunque no entendemos,
con palabra suya                      basta la fe, si existe
lo que fue pan nuestro.             un corazón sincero.


También se le atribuye el himno más hermoso y profundo sobre la Eucaristía. En la cruz veíamos la humanidad de Cristo, la persona, pero en la hostia no vemos nada. Ni cuerpo de hombre ni divinidad. María tampoco sentía nada especial en su vientre, pero le bastará la Palabra de Dios:

En la cruz se escondía sólo la divinidad,
Pero aquí también se esconde la humanidad;
Creo y confieso ambas cosas... 

La mejor forma de tener devoción a la Eucaristía es postrarse ante el tabernáculo o la custodia y orar, adorar, cantar, anonadarse ante el misterio, y con el alma reconciliada, comulgar. Y pedir cada día en nuestras oraciones que nos aumente siempre el don de piedad.

P. Francisco Domingo C.M.

EL ESPIRITU SANTO, EL DON DE DIOS

Pentecostés, Festividad de la Venida del Espíritu Santo que celebra la Iglesia el domingo, quincuagésimo día que sigue al de Pascua de Resurrección, fluctúa entre el 10 de mayo y el 13 de junio. Nos dice la Biblia en Rom. 5, 5: "La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado".

Por el bautismo nos vienen las gracias y dones del Espíritu Santo. Dios da pero el hombre tiene que cultivar y libremente vivir a plenitud estos dones que atrubuimos al Espíritu Santo:

1. Sabiduría                                4. Fortaleza
2. Entendimiento                         5. Ciencia
3. Consejo                                  6. Piedad
                       7. Temor de Dios

1. Don de Ciencia, Es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento. Es la luz invocada por el cristiano para sostener la fe del bautismo.
2. Don de Consejo, saber decidir con acierto, aconsejar a los otros facilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios.
3. Don de Fortaleza, es el don que el Espíritu Santo concede al fiel, ayuda en la perseverancia, es una fuerza sobrenatural.
4. Don de Inteligencia, es el don del Espíritu Santo que nos lleva al camino de la contemplación, camino para acercarse a Dios.
5. Don de Piedad, es corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. es calor en la fe y el cumplimiento del bien es el don de la piedad, que esl Espíritu Santo derrama en las almas.
6. Don de Sabiduría, es concedido por el Espíritu Santo que nos permite apreciar lo que vemos, lo que presentimos de la obra divina.
7. Don de Temor, es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina no a nuestras fuerzas y que podemos ofender a Dios y perder a Dios.

LOS FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO

1. Caridad                   5. Longanimidad                     9. Fe
2. Gozo                       6. Bondad                            10. Modestia
3. Paz                         7. Benignidad                       11. Continencia
4. Paciencia                 8. Mansedumbre                   12. Castidad

1. Los tres primeros perfeccionan el alma en sus bienes, dentro de sí misma; porque mediante ellos ama a Dios con gozo y paz, sin que las pasiones la perturben, que es un felicísimo estado.
2. La paciencia y longanimidad perfeccionan el alma dentro de sí misma, para superar las adversidades interiores, y exteriores de esta vida, y el que se le dilate el gozar de los biens de gloria.
3. La bondad, benignidad, mansedumbre, y fe perfeccionan el alma, en orden al prójimo, comunicándole sin ira ni fraude, sino antes bien con amabilidad los bienes, así espirituales, como temporales.
4. La modestia, continencia y castidad perfeccionan el alma, acerca de las pasiones y consupiscencias, regulando, así a éstas, como a las acciones exteriores, por una superior moción.

P. Francisco Domingo C.M.

EL CIELO ESTA DONDE ESTA DIOS


Bíblicamente el cielo no está en las nubes. El cielo es donde Dios habita. Y Dios habita en las alturas, pero también lo hace en el corazón, en la Iglesia. El cielo también está en nuestro interior. La Ascensión de Jesús al cielo hay que entenderla bien.
La Ascensión al Cielo constituye el fin de la peregrinación terrena de Cristo, Hijo de Dios vivo, consubstancial al Padre, que se hizo hombre para reconciliarnos:


1. Rendimirnos del pecado,
2. Liberarnos de la muerte eterna,
3. Darnos ejemplo de vida y
4. Predicarnos su Evangelio.


Aquel que ha bajado, se eleva ahora a los Cielos, llevando consigo a los que desean salvarse. A los justos. A los que han vivido a imagen y semejanza de Dios.
"Cristo, mediante la reconciliación, y el don de su Espíritu ha hecho de nosotros nuevas criaturas, dice hoy: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Nos hace hermanos suyos, de su misma raza". Hay que reflexionar en eso de "subir".
Sobre este ir al cielo nos enseña San Juan 14, 2-4: "No se turben; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así , no les habría dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Para ir a donde you voy, ustedes ya conocen el camino."


La partida de Cristo no es para desentenderse de nosotros sino que continúa, se queda entre nosotros misteriosamente, y en varias presencias:


1. En la Eucaristía
2. En la Palabra de Dios
3. En los demás Sacramentos
4. En la Oración
5. En la Comunidad de Jesús
6. En el alma en gracia
7. En el que sufre

No le vemos como lo veían los apóstoles, pero está. Le palpamos por la fe. Le hablamos cara a cara. Le sentimos por el amor. Sabemos de su presencia real, en su don maravilloso que ademá de la Ascensión, es también "y yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos" en Mateo 28, 20.

No es tanto que Cristo va o está en el cielo, sino que el cielo está donde vive Jesucristo. Donde está Jesucristo. En el fondo nuestro cielo es Jesucristo.

Recopilación y comentario
P. Francisco Domingo C.M.